Los órganos son extremadamente sensibles a lo que sentimos y lo memorizan, pudiendo resurgir en forma de enfermedad. Algunas expresiones consagradas lo expresan espontáneamente: “Esto me da dolor de barriga”, “Me duele el corazón”, “tiene estómago (agallas)”… El vocabulario que evoca la emotividad de los órganos es rico.

Existe una jerarquía en la forma de reaccionar de los órganos que depende de la intensidad, la gravedad y la duración de la experiencia. Es difícil comparar el estrés provocado por las pérdidas de las llaves con un despido o la ruptura con la pareja.

Así las reacciones emocionales van de un simple espasmo de la vesícula biliar a un ardor de estómago, vómitos, ulceras y enfermedades graves. En general, para las pequeñas contrariedades, reaccionan la vesícula y el plexo solar; aunque el intestino y el hígado se llevan la palma, ya que son los grandes almacenes de las emociones.

Por ejemplo cuando sufrimos una  gastroenteritis podemos decir que es algo tóxico que hemos vivido y que queremos eliminar rápidamente. Es decir, cuando una persona tiene gastroenteritis es porque ha experimentado un conflicto, algo que quiere eliminar de forma urgente. Puede ser una persona o una situación ‘en mal estado’, que la ha afectado de forma negativa y la persona lo quiere eliminar rápidamente. Por eso nuestro cuerpo se pone en marcha y provoca diarreas o vómitos para eliminar aquello tóxico que hemos vivido.

 

Por lo tanto la enfermedad o el síntoma son la cara visible de una emoción guardada, cuyo origen es muy diverso, desde los acontecimientos de la vida diaria, como emociones guardadas de la infancia, del periodo fetal o de otras vidas.

Porque en la Naturaleza nada ocurre por azar y cada acontecimiento que vives no es debido a que tengas mala o buena suerte.

Todo cuanto sucede en tu vida tiene un sentido, tiene un “porqué” y un “para qué”.

¿Para qué estás viviendo esta experiencia a la que llamas “bronquitis”, “lumbago” o “hipertensión”? ¿Para qué este “dolor de estómago”?

A traves de la desprogramción biológica se  puede responder a esas preguntas, acceder a la emoción oculta,   tomar conciencia de ella, descodificarla  y transformarla, dicha proceso de modificación conduce a la curación.

Sólo cuando se entiende que todo tiene su explicación, puedes hacerte el verdadero dueño de tu vida y utilizar tus propios recursos internos para modificar tu experiencia. Sólo cuando te das cuenta del problema puedes construir el puente que te ayude a dejarlo atrás.

Cuando el conflicto emocional desaparece la enfermedad desaparece.

La experiencia ha indicado que se pueden tener resultados positivos en:

-Y muchas más…